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GUÍA DOS RELIGIÓN GRADOS NOVENOS, DÉCIMOS Y ONCES J.M.

  • Foto del escritor: jairocas273
    jairocas273
  • 18 feb 2021
  • 7 Min. de lectura

La comprensión del fenómeno religioso

Print version ISSN 0123-885X


Los científicos sociales han reconocido con cierta reserva la presencia pública y la revitalización de las religiones y espiritualidades en el mundo desde los años setenta; y a modo de progresión ascendente, durante los ochenta, noventa, y tras los atentados del 11-de septiembre a las torres gemelas, hasta la actualidad. Como dijese Casanova (1999), hoy somos testigos y parte de un mundo de "religiones desprivatizadas". Las identidades, creencias y prácticas religiosas no sólo se manifiestan como experiencias íntimas, subjetivas y simbólicas de la vida privada de las personas, como sugería el paradigma moderno de la secularización; lo religioso y espiritual habita la esfera de lo público, presentando un ser (forma de pensar y de actuar) que en su complejidad participa en las controversias y los desafíos de nuestro tiempo.


Comentario (Jairo): “Secularización” distanciamiento de las iglesias – antes de los años 60 para atrás la religión era vista como un asunto que estaba en manos de unos pocos privilegiados que eran ministros de la sabiduría espiritual y la fe, en tanto que el resto de los mortales eran sólo sujetos pasivos que atendían las directrices de estos lideres de la fe; sin embargo de la década de los años 60 para acá, las personas han empezado a tener una mayor autonomía y a cuestionar muchos de los dogmas y enseñanzas de la fe en todo el mundo, lo cual ha hecho que la fe sea vivenciada de un modo muy personal en otras palabras hoy muchos fieles van a las iglesias participan de los rituales y fiestas de su comunidad religiosa, pero tienen su interpretación personal frente a muchas enseñanzas y dogmas de su fe.


La era moderna se inauguró con el descubrimiento de la "ausencia de Dios", ofreciendo la idea de un mundo descentrado, compuesto por una pluralidad de esferas autónomas de la vida, en el que Dios podía seguir existiendo, pero se abstenía de participar activamente. Eran los hombres quienes, desplegando su fuerza hercúlea, resolvían sus propios asuntos. Sin embargo, procesos diversos impulsados por la propia modernidad (racionalización instrumental, individualización, burocratización, tecnificación, entre otros) han contribuido a la erosión de valores como la solidaridad, la fraternidad, la justicia o un cierto sentido de trascendencia, que, paradójicamente, parecen encontrar una oportunidad de recuperación en las religiones y espiritualidades del siglo XXI.


Comentario (Jairo): cuando se habla de la era moderna, se está hablando del siglo 16 (XVI) momento en que empieza el fenómeno del renacimiento, en esta época aparece el estado moderno con su organización política y leyes (en otras palabras con su estado social de derecho) Es el leviatán según Tomás Hobbes que reemplaza a Dios como protector del ser humano desamparado en este mundo. Esto sumado a ciertos descubrimientos científicos que ponen en tela de juicio las verdades dogmáticas que sostenía la fe, como por ejemplo: que la tierra era el centro de universo, o el hombre una creación de Dios a partir de un muñeco de barro, estas ideas actual mente a duras penas se sostienen en la ingenuidad religiosa de algunos fieles poco informados de temas científicos, pues ya Galileo con su teoría heliocéntrica y Charles Darwin quien con su teoría de la evolución pone en jaque la idea de un hombre creado a imagen y semejanza de Dios. estas cosas y muchas otras que la racionalidad científica y social han demostrado con evidencias contundentes, fueron las verdades que llevaron poco a poco a la humanidad a una especie de desencanto de la fe, al ver que esta no era tan infalible como se creía y que quizá Dios no fuera quien revelara de viva voz los preceptos que contienen los libros sagrados, ya que esto implicaba dos cosas:

1- Bien Dios le mintió al ser humano haciéndole creer cosas falsas que se consignaron en los libros sagrados

2- O bien que los hombres de fe también se equivocan al intentar comprender a Dios

Siendo esta última opción las más aceptada, el ser humano abraza entonces la racionalidad científica como único camino para organizar su mundo y tratar de desvelar los misterios del universo. Ahora, todo este desencanto genera la idea en el pensamiento colectivo, que muy probable mente Dios no interviene de una manera tan directa como se creía y lo pregonaba la religión en los asuntos humanos, ni vigila tan de cerca sus acciones, entonces que sentido tiene practicar valores como solidaridad, la fraternidad o la justicia, todo esto aunado a la rápida evolución del capitalismo, llevó a generar un egoísmo social, donde lo que importa es lo que cada uno pueda hacer para granjearse un bienestar material en esta vida. Pero este egoísmo social rampante le da una oportunidad a las religiones de resurgir en estas últimas décadas de mostrarse como las abanderadas de fomentar dichos valores sociales que se han perdido.

Sin embargo también es irresponsable aferrarnos ciegamente a una racionalidad científica materializada, dejando de lado la dimensión espiritual del ser humano, Albert Einstein dijo: "La experiencia más hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia". (Einstein 2000, 10)

La verdad vislumbrada por Einstein diluye, por tanto, el conflicto entre ciencia y religión, al apuntar a un espíritu de búsqueda, de apertura; a un compromiso activo por perseguir el misterio, abrazarlo e intentar comprenderlo desde la humildad de un ser habitante de un inmenso universo. El sentido de curiosidad por el mundo es la semilla del conocimiento científico; un conocimiento al que exhortan textos sagrados como la Tora, la Biblia o el Corán, entre otras enseñanzas, para entender el funcionamiento del entorno natural y social, en huida de actitudes ociosas, de ignorancia y meramente materialistas.

La verdad no puede ser sino una actitud de búsqueda, compartida por creyentes y no creyentes, a través de la palabra, pese a las particularidades de ambos procesos. Curiosamente, aquí pensadores de la Teoría Crítica -desde Adorno hasta Habermas- y del pensamiento postmoderno -como Rorty y Vattimo- se encuentran y reconcilian con el sentido religioso de la revelación (a través del logos - Razón) de las religiones del Libro (judaísmo, cristianismo e islam), al defender la naturaleza postmetafísica del mundo que creyentes y no creyentes habitamos. Estos pensadores, mediante su crítica postmoderna a la crítica moderno-ilustrada a la religión, no sólo la deslegitiman sino que reivindican la potencialidad del ejercicio hermenéutico como única forma posible de componer verdades (Rorty y Vattimo 2005); un ejercicio ya presente en los textos sagrados, donde el misterio divino es revelado a los profetas, quienes asumen el compromiso de difundirlo a la humanidad a través de la palabra.

De este modo, el creyente, no es presentado como conocedor de "la Verdad"; por el contrario, ser un ser creyente implica el reconocimiento de una naturaleza humana quebrada, fragmentada, dotada de racionalidad y libre albedrío pero privada de capacidad para alcanzar el logos último, escondido para la inteligibilidad humana. De ahí que teólogos como Reinhold Niebuhr, a través del llamado realismo cristiano o esperanzado, respondiesen al optimismo de las desmedidas pretensiones del racionalismo liberal en el período de entreguerras del siglo XX, comprendido entre 1918 y 1939- reclamando el sentido de finitud del ser humano, la relatividad de sus verdades, el reconocimiento de su humildad, y el esfuerzo constante de mantener una relación de fraternidad con otras naciones y culturas mediante el cumplimiento del mensaje de amor divino (Niebuhr 1941 y 1943).

comentario (Jairo): pero como ya lo atestigua la historia, a pesar de los esfuerzos para llamar a la hermandad y conciliación entre naciones, sobrevino la segunda guerra mundial y luego otras más, como la guerra fría, la guerra de Vietnam, la guerra del golfo... claro que esto no es culpa de la religión, almenos no directamente; pero hagamos un paralelo, existe la escuela como institución y qué pasaría si a pesar de esto muchas personas en el mundo fueran analfabetas o a duras penas medio supieran leer y realizar operaciones básicas de matemáticas. indudablemente podríamos decir con preocupación qué el método pedagógico de la institución escolar debe ser reevaluado porque no está dando los resultados sociales esperados. De igual manera podemos decir que si en nuestra sociedad campea el egoísmo, el odio, la envidia y la ausencia de un sentido espiritual de la vida, es porque debe reorientarse la institucionalidad religiosa más hacia la enseñanza de esos valores perdidos y hacia el crecimiento espiritual de sus creyentes, que al hecho de fomentar dogmatismos que lo único que hacen es enceguecer al hombre y mantener la espiritualidad de las masas en una eterna infancia de inocencia, ignorancia y apatía hacia el sufrimiento de otros (los niños suelen ser crueles y no es porque sean malos, si no porque en su inocencia y falta de madurez aún no han desarrollado el sentido de prudencia y alteridad)

Ahora desde un punto de vista histórico en la época moderna la academia como institución para educar al grueso de la población mundial lleva poco menos de 500 años de historia, y casi se puede decir que es en el siglo XX donde empezaron a crearse en las naciones programas de escuelas publicas para las clases menos favorecidas. Aun así la academia viene cumpliendo con darle herramientas a la gente para enfrentarse al dinamismo social, y esto se evidencia el hecho que en la actualidad el porcentaje de analfabetismo en el mundo es muy pequeño.

Las religiones por su parte como instituciones en occidente llevan una larga historia, el judaísmo más de 3000 años, el cristianismo 2000 y el islam unos 1200 años, no obstante pese a esta larga tradición la tasa de egoísmo, inmoralidad y minoría de edad espiritual es muy pero muy alta en el mundo.

Ahora es posible que alguien diga es que la pedagogía religiosa no es igual a la académica, usted esta confundiendo mangos con peras concedamos eso; sin embargo el que viene a la escuela busca la luz del conocimiento y en ese proceso algunos encuentran una luz que alumbra tanto como una vela, otros una que alumbra tanto como una bombilla, otros una que alumbra tanto como un pequeño poblado o como una gran ciudad, y hay algunos casos excepcionales de algunos que encuentran una luz que alumbra tanto como el sol; eso ya depende de la dedicación y esmero de cada cual. El caso importante es que el que llega a la academia buscando la luz del conocimiento poca o mucha pero la encuentra y no regresa al mundo con las manos vacías. De igual manera, el que practica una fe y visita un templo cualquiera, va en busca de una luz espiritual ¿Por qué entonces muchos salen al mundo en total oscuridad? ¡también en la escuela se lucha con aquellos que no se quieren educar! En la academia el buen maestro (porque también hay uno que otro que es malo en su labor pedagógica) busca alternativas para motivar y acercar al estudiante testarudo al mínimo aceptable del conocimiento que se imparte en la clase; de igual manera creo que si los ministros de la fe al igual que el docente, se hubieran esforzado más por acercarse a las ovejas del rebaño y enseñarles esa luz espiritual así fuera con los mínimos aceptables, en lugar de mirar dichas ovejas como bienes para esquilar manteniéndolas en un corral aparatadas del conocimiento y el debate de los temas de la fe , tal vez sólo tal vez de haber funcionando así, el mundo en el ámbito político y social podría haber sido hoy un poco más ameno para todos.


 
 
 

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